Del 16 al 22 de septiembre se celebra una nueva edición de la Semana Europea de la Movilidad (SEM), una iniciativa que este año pone el foco en un principio fundamental: “Movilidad para todas las personas”. Un lema que no solo apela a la equidad, sino que también a directamente a los profesionales de la seguridad vial, a los planificadores urbanos y a los responsables políticos.
La movilidad como un derecho universal
La movilidad no es un lujo, es un derecho. Sin embargo, millones de personas en Europa siguen enfrentándose a barreras que limitan su acceso a servicios esenciales, educación o empleo. Esta situación, conocida como “pobreza en el transporte”, tiene consecuencias directas sobre la cohesión social y la seguridad vial. Cuando el transporte no es accesible, asequible o seguro, se generan desigualdades que afectan especialmente a colectivos vulnerables: personas con discapacidad, mayores, mujeres, jóvenes, y habitantes de zonas rurales.
Diseño Universal para todos: seguridad desde la planificación
Uno de los pilares de esta edición es el diseño universal de los sistemas de movilidad. Esto implica que vehículos, infraestructuras y servicios deben estar pensados para ser utilizados por todas las personas, independientemente de sus capacidades físicas, sensoriales o cognitivas. Rampas, pavimentos seguros, señalización clara, iluminación adecuada y herramientas digitales accesibles son elementos que no solo mejoran la experiencia de usuario, sino que reducen riesgos y previenen siniestros viales.
Diversidad de opciones y fiabilidad: claves para la seguridad
Un sistema de transporte seguro es aquel que ofrece alternativas fiables y asequibles. La intermodalidad, la integración del transporte público con servicios compartidos, bajo demanda, y modos activos como la bicicleta o el caminar, permiten que cada persona elija la opción más segura y eficiente según su contexto. Además, la información en tiempo real y la transparencia en los horarios y rutas son herramientas fundamentales para evitar situaciones de riesgo, especialmente en entornos urbanos complejos.
Implicación comunitaria: la seguridad se construye en red
La seguridad vial no puede abordarse de forma aislada. Es necesario implicar a toda la comunidad: asociaciones vecinales, colectivos sociales, operadores de transporte y administraciones públicas. Solo desde la participación activa se pueden diseñar soluciones que respondan a las necesidades reales de cada territorio. El Fondo Social para el Clima, por ejemplo, apoya iniciativas locales que promueven una movilidad sostenible y segura.
Cooperación territorial: más allá de las fronteras administrativas
La movilidad segura no entiende de límites geográficos. La coordinación entre municipios, regiones y áreas metropolitanas es esencial para garantizar desplazamientos fluidos y seguros. Planificar desde una perspectiva funcional, que incluya tanto los centros urbanos como las zonas periurbanas y rurales, permite crear sistemas resilientes que atiendan a todos los patrones de movilidad, incluidos los desplazamientos asistenciales.
La Semana Europea de la Movilidad 2025 nos recuerda que la seguridad vial no es solo cuestión de normas y sanciones, sino de diseño inteligente, inclusión social y cooperación institucional. Garantizar una movilidad segura para todas las personas es avanzar hacia una sociedad más justa, saludable y sostenible.
¿Te interesa la movilidad segura y sostenible?
Si quieres formar parte activa del cambio y contribuir a construir un futuro más justo, saludable y eficiente, te invitamos a formarte como Técnico Superior en Formación para la Movilidad Segura y Sostenible. Esta titulación de FP oficial te prepara para liderar proyectos, educar y formar a conductores y participar en el diseño de sistemas y Planes de Movilidad más seguros e inclusivos.
Infórmate y únete a la sinergia de cambio. La movilidad del futuro necesita profesionales comprometidos. ¿Serás tú uno de ellos?