Conseguir la movilidad sostenible en España es todo un reto cargado de dificultades. Los cambios en este sentido se dan por el desarrollo urbano que va condicionando, a su vez, la estructura de ciudades y municipios. En este sentido, la movilidad de las ciudades viene condicionada por tres pilares.
El primero de ellos está determinado por las zonas en las que están situadas los espacios de trabajo o servicios. Existe la tendencia de intentar llevar las oficinas o centros comerciales a la periferia.
Otro tema de gran relevancia a tener en cuenta pasa por tener en cuenta cuáles son los transportes disponibles que hay para llegar a los servicios o trabajos. Reducir en la medida de lo posible la dependencia del coche para poder optar por otras alternativas de movilidad sostenible será clave.
Por último, estaría la decisión que cada uno toma en lo relativo a cómo quiere desplazarse. Hay modos de transporte que son más ecológicos que otros y es importante conocerlos y tener en mente esto.
Movilidad sostenible, el reto del sector transporte
El reto de la movilidad sostenible en el transporte de mercancias también es una realidad. Por ello, existen programas como el de la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones que están impulsando inversiones por valor de 26.700 millones de euros para facilitar una transición hacia la obtención de energía limpia, las infraestructuras digitales y de transporte, entre otros, en un periodo de siete años.
A ellas hay que sumar la línea de ayudas que el Ministerio de Transporte ha puesto en marcha para sacar, por ejemplo, a través del mar, mercancías de las carreteras españolas. En concreto, se trata de una línea de 60 millones de euros que forman parte de los fondos NextGenerationEU.
El objetivo, como decimos, es conseguir incentivar a los transportistas, cargadores y operadores logísticos, de tal modo que se logre incrementar la cuota del transporte marítimo de mercancías para sacar lo máximo posible de las carreteras.
No hay que olvidar tampoco el compromiso de Europa de lograr que el transporte sea cero emisiones de aquí a 2050. Un proceso largo en el que hay muchos aspectos que entran en juego pero que, permitirá, lograr el ambicioso objetivo. Para ello hay que acondicionar, expresamente, infraestructuras, coches, logística y lograr modificar también los patrones de consumo y conducta, apostando al máximo por las energías verdes y una movilidad sostenible y que sea respetuosa con el medio ambiente.