Uno de los problemas a la hora de gestionar la asistencia en carretera de coches eléctricos, es el precio que supone dar este servicio. Los gruistas de todo el país deben adaptarse a los nuevos tiempos y para conseguirlo, nada mejor que hacerlo de la mano de una formación específica que trae algunas novedades importantes. Los niveles de seguridad y de prevención de riesgos cambian a la hora de transportar un coche que puede tener un fallo de batería o que puede exponerse a una serie de elementos que pueden ser peligrosos.
Los coches eléctricos requieren de una formación específica
Al igual que los talleres se han tenido que adaptar a los coches eléctricos, también deberán hacerlo la grúa que acabará siendo la que lleve a esos coches averiados al lugar en el que lo repararán. Obtener una serie de permisos y tener algunas precauciones básicas es algo fundamental.
Los gruistas no invierten el mismo tiempo y esfuerzos en atender un coche de combustión que uno eléctrico. Por lo que acabarán obteniendo un extra o al menos, eso es lo que se esperaría ante unas cifras que quizás deben estar sobre la mesa. Con un índice menor de coches eléctricos circulando por la carretera es más difícil que tengan que asistir a uno, aunque quizás debamos tener en cuenta que pueda pasar.
Otro de los elementos que afecta a las grúas es un seguro que cambia para adaptarse al coche eléctrico. Los problemas en las baterías o un posible incendio con un coche que tiene unas peculiaridades que hace que no tengan las mismas coberturas que los convencionales.
La asistencia en carretera no tiene por qué ser más cara
Dependerá en gran medida de las aseguradoras que son las responsables de este tipo de coches eléctricos. Tienen unas polizas distintas que son las que incluyen unas grúas que deben circular con todas las garantías con un coche eléctrico a sus espaldas, algo que puede suceder en cualquier momento.
A medida que los coches eléctricos vayan en aumento los gruistas tendrán que adaptarse a esta transformación que puede acabar siendo lo que marque la diferencia. Los riesgos y las ventajas para mover este tipo de coche eléctrico, también se relaciona con los transportistas que los llevan de un lugar a otro.
Uno de los detalles que los transportistas tienen en cuenta y los gruistas no pueden controlar es el nivel de las baterías. En este caso los transportistas tienen la posibilidad de mantener las baterías a un nivel bajo, es decir, a menos del 30% que es lo que dictaminan los expertos.
Después de lo que sucedió en el transporte de varios coches eléctricos cerca de las Azores, cuando el incendio en el barco que los transportaba acabó con un cambio de la normativa. Cada vez que se transportan Teslas o coches eléctricos se intenta que no tengan la batería a pleno rendimiento.
Un gruista no tiene esta opción, pero si bien uno de los problemas más frecuentes que existe a la hora de averiarse un coche eléctrico tiene que ver con su batería. El hecho de no cargar como debería o quedarse sin batería sin esperarlo. Es lo que sucede con mayor frecuencia, pero como cualquier otro coche, puede enfrentarse a cualquier problema mecánico.
Tanto las carreteras, como los talleres y ahora los gruistas se preparan para recibir de forma masiva a ese coche eléctrico que será el que predomine dentro de unos años. Formándose y preparándose para asumir una serie de novedades importantes en el día a día de una conducción y de unas normas que cambian ante una nueva mecánica.