En España los coches eléctricos son más baratos si se compara con el resto de lugares de la Unión Europea. Así pues, según un estudio realizado por Leaf comprar un coche de estas características en España supone un coste medio de 25.900 euros, lo que se traduce en que el coste medio es un 29% más bajo que la media.
Justo en el lado contrario encontramos el caso de Singapur, un lugar en el que el precio medio del coche eléctrico puede hasta multiplicarse por cuatro.
El coste de los coches eléctricos, más alto respecto de los modelos convencionales
Los coches eléctricos son más caros que los vehículos convencionales, al menos hasta ahora. Si en el futuro, a medida que avance la tecnología necesaria, se prevé que esta diferencia se reduzca, lo cierto es que por ahora para comprar un coche eléctrico hay que hacer un desembolso mayor.
De los 6,6 millones de vehículos de estas características que se vendieron durante 2021 se observa que el precio medio fue hasta un 50% más caro que el de los coches tradicionales que funcionan con motores de combustión, estos son los datos que se desprenden del Global EV Outlook 2022 que presentó este lunes en París la Agencia Internacional de la Energía.
El futuro del sector
Lo cierto es que aunque en España comprar un coche eléctrico es mucho más barato que en otras zonas del mundo sigue siendo también más caro que comprar un vehículo de similares características con un motor que funciona con combustible.
Esto se debe a diferentes factores pero, sobre todo, al avance que la tecnología todavía tiene que ir haciendo y que permitirá que los precios se vayan reduciendo de manera paulatina. Además, las ayudas al sector serán otro revulsivo para lograr que estos avances se den en menor tiempo.
Hay que tener en cuenta el mandato de Europa de ir reduciendo este tipo de coches hasta lograr un sector cero emisiones, por completo, en 2050. Esto conlleva una serie de exigencias que van ligadas a la necesidad de poner a un ritmo más elevado puntos de recarga y también a que el tiempo de recarga de las propias baterías se optimice al máximo en la medida de lo posible.
En definitiva, una serie de desafíos en los que ya está trabajando el sector y que permitirán que todo esto sea posible en los próximos años, habiendo experimentando el sector un gran avance ya en 2030.